martes, 16 de noviembre de 2010

El Egoísmo como motor de desarrollo.

Muchos años han pasado desde que el hombre apareció sobre la faz de la Tierra, sin embargo la evolución social del mismo se encuentra aún en desarrollo. Independientemente de la teoría que tomemos de su creación, sabemos que como raza nos encontramos en la eterna búsqueda de sobrevivir ante las adversidades que en un principio eran de tipo natural y ahora hemos acomplejado incluyendo sobrevivencia a si mismo.
Ese instinto personal de sobrevivencia pudiera considerarse "Egoísmo puro", dado que de manera individual es como aparecimos en un mundo ya creado, y es este egoísmo el que nos enseña nuestra vulnerabilidad, por lo cual buscamos de manera "egoísta" convivir en sociedad.
Adam Smith consideraba que el egoísmo, contrario a lo que predicaba la iglesia cristiana, era el motor de desarrollo de las sociedades, ya que ante la necesidad de supervivencia el ser humano busca la mejora continua, y se crea una empatía en la cual los sujetos se manejan con la frase: "Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas".
Posteriormente en 1994 apareció John Forbes Nash, quien retomó el concepto de Adam Smith sobre el egoísmo, y decía que Smith no estaba equivocado, solamente necesitaba una actualización, en la cual se podría hablar de un "Egoísmo Colectivo", el cual consiste en que para lograr un bien común y por ende un bien individual es necesario actuar en equipo. Poniendo como ejemplo el tratar de conquistar entre varios hombres a una misma mujer, el resultado sería desastroso para todos ellos, ya que lo más probable sería que la dama terminara repeliendo a todos; sin embargo estos hombres podrían tener cierta ganancia si en vez de ir todos por la misma mujer, decidieran actuar de manera individual con las amigas de la misma. El resultado sería que ninguno habría logrado conquistar a la más preciada pero todos conseguirían tener una pareja.
Esta forma de "trabajo en equipo" son las bases de lo que se considera la "Teoría de Juegos" en donde mediante un acuerdo tácito, los participantes obtienen un beneficio colectivo, pero sobre todo individual en el cual probablemente no satisfagan al 100% su necesidad, pero tengan un beneficio cercano al 80% y que por ende si decidieran actuar de manera independiente,
obtendrían probablemente un fracaso.
En 2007 Adam Curtis crea el documental La Trampa, criticando al ser humano como un ser totalmente egoísta y con comportamientos robóticos, presenta conjuntamente el pensamiento, económico, filosófico y psicológico de las sociedades, en especial la británica y la norteamericana, en la cual se critica fuertemente el patrón de normalidad en los seres humanos.
Adam Curtis plantea que el egoísmo de cada persona, ha llevado a lograr situaciones de equilibrio social, en el cual al igual que en una partida de póker, existe la desconfianza por parte de los jugadores y todos se dedicarán a monitorear los movimientos de los demás competidores, como sucedió en la Guerra Fría, donde EUA y la extinta Unión Soviética, monitoreaban los movimientos de su adversario, así como el continuo “blofeo” de su poder armamentista.
Si bien es cierto, el ser humano debe ser considerado como un ser de dualidades, ya que como se mencionó al principio, se es egoísta por el simple hecho de ser individuos que viven y piensan de manera diferente, y es este egoísmo lo que lleva paradójicamente al hombre a convertirse en un ser social, que necesita relacionarse con otros símiles para obtener su beneficio, el cual puede convertirse en un beneficio social.
Económicamente el comunismo planteado por la escuela Marxista es una utopía bien estructurada, sin embargo, la filosofía de limitar el desarrollo individual, mediante el raciocinio social, demostró que el ser humano busca identidad propia en lugar de ser simplemente un grano más de arena en el gran bloque del progreso.
Resulta interesante señalar que todos los seres humanos hemos sido y somos egoístas desde nuestro origen, simplemente manifestamos nuestro egoísmo de distintas maneras. Por ejemplo: Uno llegaría a pensar que aquella persona desapegada de riquezas materiales, generosa y bondadosa que se dedica a la filantropía no debería ser llamado egoísta, sin embargo existe un fin, el cual consiste en hacer acciones que lo hacen sentir bien o liberado, que de alguna manera obtiene placer, un placer de manera individual al que podemos llamar egoísmo. O bien, aquel individuo sabio y culto que trasmite su conocimiento sin obtener alguna remuneración económica, a final de cuentas decide hacer las cosas por algo que lo incentiva, lo cual podría ser el reconocimiento por parte sus aprendices, o bien el placer propio de saber que sabe más que los demás, haciéndolo alguien trascendente, obteniendo un autoreconocimiento que se traduce en soberbia y esta a su vez en egoísmo.
En conclusión, el egoísmo ha sido el motor de desarrollo del ser humano, lo que lo hace benévolo o perjudicial es la ética empleada para satisfacerlo.

1 comentario:

Lord Puma dijo...

Yo pienso que todo se reduce a un simple y llano instinto de supervivencia que en todo momento hará egoista al más generoso. La evolución de las especies nos enseñó que los más fuertes, aptos y capaces de soportar y adaptarse a las circunstancias y condiciones del medio donde vivían escaparon a la extinción y entre ellos el ser humano ha visto siempre por sí mismo para subsistir.