lunes, 17 de octubre de 2011

No prestes un libro... Homenaje post mortem.


El próximo 3 de Noviembre se celebra el cumpleaños de uno de nuestros más queridos editores de Crónicas de la Madriguera, lamentablemente este es el primer año en que nuestra querida Maldita Zarihueya(+) no podrá acompañarnos en persona a festejarlo, sin embargo, creemos que este gran caballero y amigo caído en combate, merece ser recordado con honores, ¿y qué mejor manera?, que hacerlo de la forma en la que el gustaba pasar su tiempo, aquel tiempo exclusivamente suyo, sin amigos ni familiares que intervinieran, aquel tiempo que disfrutaba, aquel tiempo que era dedicado a leer un libro.
Así pues, para explicar en que consiste nuestra invitación, resulta válido utilizar alguna de las tantas frases chuscas pero sobretodo célebres, que nuestro homenajeado utilizaba: "Dicen que es muy tonto quien presta un libro, pero es aún más tonto quien lo devuelve, por lo cual yo no presto libros, yo los regalo y espero que algún día esa persona a quien se lo regalé haga lo mismo conmigo, así ya ninguno de los dos será un tonto".
Por lo cual, una vez utilizada la frase inspiradora, estas serían las reglas del juego, para quien quiera entrarle sin afán de sentirse comprometido, al fin esto es como "las llamadas a misa":

1.- Se debe buscar un libro en buenas condiciones, de preferencia una novela o un cuento interesante, alguno que tal vez te haya gustado mucho. De preferencia usado, aunque esto no es limitante, por lo cual puedes utilizar si así lo prefieres, un libro nuevo.

2.- Al libro que hayas elegido, deberás ponerle una dedicatoria libre, en la cual expliques a su futuro dueño que a partir de ese momento ese libro le pertenece, que deberá cuidarlo, leerlo y que una vez que lo haya acabado de leer deberá hacer lo mismo que tu, para que ese libro recorra muchas manos y no se quede encarcelado en un sólo lugar. (Se recomienda firmar la dedicatoria usando un pseudónimo, o bien tu nick de Twitter, para los que tienen cuenta).

3.- Una vez que hayas escrito la dedicatoria, deberás acudir de preferencia el día pactado, a un lugar público, por ejemplo un parque, un centro comercial, una plaza, el metro, el camión, el cine, etc. y dejar el libro abandonado, como si lo hubieras extraviado, en un lugar visible, para que alguien lo encuentre.

4.- La fecha pactada es el próximo 3 de Noviembre de 2011, cumpleaños de nuestro homenajeado.

5.- No importa donde residas, entre en más lugares se realice el homenaje, mejor.

6.- Cualquier duda o problema, trata de pensar como resolverlo ¡y hazlo!.

Si quieres invitar a alguien más a quien pudiera interesarle, con gusto compártanle el link, o bien explícale con tus propias palabras, la manera en que funciona la mecánica.

Por cierto esto no es nada nuevo, ya que en Argentina y en México se viene realizando algo similar desde hace tiempo, sin embargo creemos que esta es una de las buenas cosas que bien debería copiarse a fin de compartir y fomentar la cultura.

Muchas gracias por prestarnos tu atención y ojalá quieras acompañarnos en este homenaje al gran Juan Pader.

Atentamente La Banda de la Madriguera.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La Muerte Chiquita


Son las 10 pm, vengo llegando de casa del “Quelite”, afortunadamente mi madre se encuentra en la sala viendo su novela, aquella que según dice no es tan buena pero la entretiene, aquella donde el protagonista es un argentino, fácil de distinguir por sus ojos claros y su acento, quien según la novela es hijo de dos indígenas oaxaqueños, algo realmente incoherente, que ni a mi mamá, ni al resto de las televidentes importa una vez que sale volando la camisa del mismo por cuestiones tan “naturales” como ir de pesca o bien elaborar un pan de dulce en la panadería de su padrastro. Si bien es cierto, debo agradecer a “Juan Benito” el que se despoje de sus prendas, ya que gracias a sus “encantos” mi madre minimiza mi retraso acompañado de un leve aliento alcohólico que me cargo.
-¡Buenas noches!- digo.
-¡Buenas noches mi'jo que bueno que ya llegaste! ¡Hasta mañana!- responde, y con eso finaliza nuestra platica diaria de madre a hijo.
Una vez superado el primer obstáculo, me escabullo entre las sombras, de puntillas, tratando de no ser visto ni escuchado, por mi padre que de seguro se encuentra viendo el juego nocturno de americano, o tal vez hoy sea día de “Luchadoras en bikini”.
Logro llegar a mi cuarto, por fin he vencido los dos grandes obstáculos, volteo a todos lados, miro debajo de mi cama, y luego debajo de la cama de Miguel mi hermano, quien en este momento debe estar tramando como enfrentar al G-20 que tiene reunión en Los Cabos, o tal vez debe estar fumando alguna planta orgánica y bebiendo té chai en honor a la madre Tierra con sus amigos los ecologistas indignados.
Al final del día eso me importa poco, o nada más bien, lo interesante es apagar las luces y pensar en la hermana del “Quelite”, esa niña si me eriza la piel, yo se que si me concentro probablemente sueñe con ella, y tal vez hasta ella sueñe conmigo, me imagino como sería andar con ella, siempre tan sonriente y buena onda, no como el menso del Quelite, que nomas no entiende de albures, me cae que si no fuera por su hermana, ese Quelite ya no sería mi amigo...
-¡Despiértate haragán, se te hace tarde! ¡Otra vez te dormiste con los pantalones de mezclilla puestos y tu playera mugrosa del futbol!, ¡Pero llegando te voy a poner a lavar las cobijas para que veas la frieguita que es lavar tus cochinadas!- Dice delicadamente mi madre mientras abre las persianas del cuarto para dejar entrar los rayos del sol.
-Ya voy 'amá- Respondo entre bostezos.
Una vez bañado y arreglado con mis tenis, pantalón roto de mezclilla y camisa negra de Iron Maiden, tomo mi mochila y me lanzo directito a la escuela, pero antes, en un descuido y sin que se den cuenta, abro el “bote de los cambios” de mi mamá y me desaparezco.
Bajando del camión, veo pasar en la calle una chava bastante guapa, cabellera rubia, piel blanca, minifalda negra, y blusa roja, tiene un caminar que me llama la atención, pero lo que más me llama la atención, es que ese caminar va directo a la prepa donde voy yo. Me pregunto ¿cómo es que nunca me había percatado de esa belleza?, ya que de recién ingreso no es, vamos a mitad de semestre, pero no importa, veré hacia donde se dirige.
-¿Qué onda ese?- me saluda el “Vato”, un compañero del grupo, hijo de indocumentados que residieron en una ciudad impronunciable de California y a quienes posteriormente deportaron hace unos años decidiendo ahora esperar a que su hijo fuera un profesionista para posteriormente intentar brincar a Estados Unidos de nuevo.
-¿Qué pasó Vato? -contesto desesperadamente, intentando en vano no perder de vista a mi nuevo amor platónico.
-¿Qué te pasa?, parece como si te urgiera entrar a la escuela, y eso la verdad si es de preocuparse, ese.
-Hazte a un lado- le digo- ¿No ves que se me va a perder de vista el amor de mi vida?
-No seas payaso, ese, si tu te enamoras de todas las viejas que ves con un poco más de “desarrollo” que el estándar, ¿Además que onda con la hermana del Quelite? ¿No que esa si la ibas a trabajar para que sea tu novia?
-¡Mira Vato! ¡Ve lo que hiciste! Ya se me perdió, y con respecto a la hermana del Quelite, la verdad ya no quiero nada, es bien payasa y ni está tan bonita.
-Te digo ese, ¿Ya ves como me das la razón? Te enamoras cada día de una diferente, además no te me apachurres, al rato en la hora libre la buscamos, es más tu déjale esto a tu compa El Vato, que ya verás que de que se te hace, se te hace con la morra.
-Pues ya que, ya se me perdió.

El tiempo corrió hasta que llegó la tan ansiada hora libre, y no es que el Vato tuviera razón con sus palabras, pero ahora en serio sentía algo muy dentro de mi que me decía que esa niña era lo que yo quería de novia, es más podría vivir toda mi vida con ella, es más con que ella fuera quien me hiciera conocer las “delicias del amor” por primera vez como dicen en la telenovela de mi mamá, estaría dispuesto a dar mi vida.
Mientras me encontraba diciendo todas estas tonterías, pasó frente a mi la susodicha, me helé, quedé sin palabras, no podía moverme, pero afortunadamente El Vato estaba a mi lado, quien al ver mi comportamiento, se acercó a ella y le preguntó si podría decirnos donde estaba la cafetería porque estábamos de visita en este plantel y no conocíamos el lugar.
Ella sonrió y dijo desconocer el lugar también ya que había llegado apenas a México, procedente de Eslovaquia, pues su padre era ministro de finanzas de gobierno de aquel país y estaba siendo perseguido políticamente de manera injusta por el nuevo gobierno que acababa de tomar posesión. Su nombre: Jana Velickova; ¿Jana, así que así se llamaría ahora el amor de mi vida?
-Pues mucho gusto dijo el Vato, nosotros somos...
-Bernardo y Daniel- Interrumpí inmediatamente, pues no quería que Jana nos fuera a ubicar por nuestros apodos en lugar de nuestros nombres.
-¡Mucho gusto Bernardo, mucho gusto Daniel!- contestó Jana- Me ha dado mucho gusto conocerlos y ojalá fueran alumnos de este plantel, me caen muy bien, y sería una pena no volver a saber de ustedes.
-¡Ah...este, bueno si ya somos de este plantel, nos acabamos de cambiar aquí también el día de hoy porque, pues porque este está más bonito!- respondí sin realmente dar un argumento convincente, más sin embargo había que decir algo, lo que fuera, con tal de no perder lo poco que habíamos logrado con Jana.
-¡Bueno chicos nos vemos mañana!, acaba de llegar el chofer de mi papá y tengo que irme a casa, mañana es Viernes y podríamos organizar algo para después de clases.
-¡Hasta luego!- respondimos a una sola voz el Vato y yo.
De camino a mi casa, decidí que hoy después de 3 meses, sería el primer día de no ir a visitar al Quelite ni a su hermana, pues sería mejor que me dedicara a idear un buen plan para invitar a Jena a salir, y ver la manera en como podría quitarme sutilmente la compañía del Vato, quien seguro aceptaría ir con nosotros, si es que Jana lo invitara.
Al llegar a mi casa, mis padres recorrían la casa de arriba a abajo y de un lado a otro, mi padre hablaba por teléfono con su asistente dando instrucciones y mi madre llenando una enorme maleta de viaje. Causal de tales acciones era mi hermano, quien había tenido el bonito detalle de brincar las barricadas en Los Cabos cual migrante mexicano tratando de ingresar a Estados Unidos y embarrar mediante una pistola de agua, el traje del rey de Arabia Saudita con sangre, como protesta a las acciones “contaminantes” que el magnate había tomado hace unos días antes de venir a la reunión del G-20, eso obviamente había derivado en la detención de mi hermano, quien ahora figuraba como bandido en todos los medios de información, y mis padres sentían el deber de ir a ver como se encontraba su pequeñito de 35 años.
Sin embargo, me detuve un momento y descubrí que el problema de mis padres, se había convertido en una gran oportunidad para mi, así como decía mi maestro orate de matemáticas financieras: mientras unos pierden, habrá otros que ganen, y esta vez yo iba a ganar.
-Lo sentimos Daniel, nos tenemos que retirar, tu hermano hizo no se cuantos desfiguros al sultán de Palestina, o no se de donde es el tipo, así que vamos a ver que se puede hacer, cuida la casa y por favor no hagas cosas malas- dijo mi madre, quien por fin lograba cerrar la maleta de viaje.
-No hagas tonterías, nos vemos el Domingo- Agregó mi padre.
-Si, ustedes vayan con cuidado y no se preocupen por mi, ahí saludan a mi hermano, buen viaje, se divierten-Contesté de manera sarcástica.
Ambos me miraron de tal manera, que preferí mejor quedarme callado, y se fueron, pues el taxi aguardaba por ellos en la entrada.
Una vez en total tranquilidad, marqué a casa del Vato, le dije que si mañana Jana o yo lo invitábamos, por favor respondiera que no podía acompañarnos. Sabía bien que ese favor requeriría de un soborno aproximado a 2 cajetillas de cigarros y tal vez un six de cervezas, pero estaba dispuesto a correr el riesgo, mismo que el Vato aceptó gustoso.
Más tarde entre a Internet y me puse a buscar “técnicas de enamoramiento” y preguntas sobre como actuar ante una mujer, sin embargo la información recabada era bastante redundante, y en la mayoría de las ocasiones absurda por lo cual preferí mejor ponerme a jugar un rato con mis videojuegos.
Era más de medianoche, así que creí conveniente apagar la luz y pensar en Jana, pensar que sería lo que le diría, y que sería lo que ella me contestaría, sin embargo mis argumentos resultaban bastante tontos, que ni siquiera yo me enamoraría de mi mismo, ahora comprendía porqué nunca había tenido novia, pero sabía que por Jana intentaría hasta lo imposible, así que lo intenté y lo intenté pero sólo lograba desesperarme, tanto que apagué la luz y me quedó decir:
-Ojalá me oyeras Jana, supieras lo que siento por ti, estoy dispuesto a lo que sea, quiero que por lo menos me regales una noche, estoy seguro que si pudiera firmarlo, daría mi vida entera a cambio de una noche contigo, porque en verdad eso es lo que quiero. Mi vida es tan miserable, que si tu Jana, me regalaras la noche de mañana, o tan sólo me dieras un sólo beso, en ese momento Jana, en ese momento entregaría mi vida- Terminando de decir esto cerré los ojos y me dormí.
Al otro día, como por arte de magia desperté muy lleno de energía, nervioso por no saber que pasaría con Jana, tenía miedo a ser rechazado, a ser de nuevo la burla de alguien más, sin embargo, me armé de valor y me fui decido a la escuela.
Ya en la escuela, me encontré al Vato a quien comenté lo nervioso que me había puesto ayer, de cómo entregaría mi vida a cambio de un beso de Jana.
El Vato me miró de arriba a abajo y sólo se limitó a decir: “N'ombre vato, tu si que estas malito de tu cabeza, mira que ofrecer la vida por un beso de esa niña pues se me hace muy poco, pero siendo así, yo preferiría morir con tal de regresarme al “Gabacho”, porque ahí si que es el meritito paraíso...pero mira menso, ya no te distraigas porque ahá va tu chica hacia su clase, córrele que se te va.”
Después de escuchar las palabras del Vato, giré la cabeza y lo primero que distinguí fue a Jana, ahora con un vestido floreado, en verdad se veía más hermosa que ayer, cuando me vió hizo señas de que fuera hasta donde estaba, inmediatamente caminé a ella, ya lejos del Vato, se acercó a mi, y me dijo:
-Hola Daniel, que bueno es verte sólo y sin tu amigo, es que la verdad no me cae mal pero me gusta más estar sólo contigo, y pues quería ver si pudiéramos salir sólos tu y yo y pues no se, mencionarle a Bernardo que tal vez en otra ocasión saliéramos los tres, pero en otra ocasión, hoy sólo quiero estar contigo.
-¡Si no hay problema!- respondí con una estúpida sonrisa en mi cara.-De hecho podríamos pasar a mi casa por un poco de dinero y de ahí ir al cine o a dónde gustes ir.
-A tu casa suena bien, de hecho yo llevo una película y la vemos ¿qué te parece?
-Oks, ¿cómo y a que hora nos vemos?
-A las 7:00 nos vemos en tu casa, que tengo unos pendientes sencillos por hacer.
Así pues, ya en mi casa, el reloj decía que faltaban 10 minutos para mi cita, los 10 minutos más largos de mi vida, daba vueltas y revisaba que la casa estuviera en perfecto estado, no quería que Jana pensara que era un tipo flojo y sucio, aunque tal vez y si esto duraba más, se daría cuenta que si lo soy.
El timbre sonó en ese momento, y corrí cuan rápido se movieron mis piernas, al abrir la puerta Jana aparecía con un vestido negro entallado, el cual resaltaba su figura, en su mano una agenda y la película que había prometido.
-¿Puedo pasar?, traigo una película de terror, espero no te moleste- Dijo Jana.
-¡Si!, Adelante, pasa, este... la película de terror está bien, de hecho me encantan.
Así pues, nos acomodamos en la sala y lleve a la mesita de centro unas cervezas que tenía mi papá guardadas para ver el futbol el domingo y unos nachos con queso que mi madre compraba por si teníamos visitas.
Conforme avanzaba la película, Jana se acercaba a mi, buscando que la abrazara, hasta que llegó un momento en el que ninguno ponía atención al televisor, los abrazos empezaron a cambiar por caricias, el ambiente empezaba a sentirse cálido, intentaba besar a Jana pero ella se resistía, era un juego de buscar su boca, sin embargo yo sabía que todo iba bastante bien, ya que ella no se alejaba de mi. De pronto, una pausa, Jana me dijo que en verdad sentía algo por mi, que quisiera tenerme por toda la eternidad y que si yo quería lo mismo, a lo que respondí afirmativamente, entonces Jana se levantó del sillón, abrió el cierre de su vestido y lo dejó caer en el suelo, fue en ese momento cuando pude apreciar la belleza de esa mujer, la cual era tan perfecta que no parecía de este mundo, yo por mi cuenta me quedé inmóvil pues no sabía que hacer, Jana me vio directamente a los ojos se acercó a mi y me dijo:
-”En verdad siento mucha tristeza por el Vato, mira que morir a causa de una bala perdida de la patrulla fronteriza, no es una muerte muy grata, y es que en serio la gente nunca sabe lo que pide, pero mucho menos lo que ofrece, ¿No lo crees así Daniel?”- Se acercó a mi y me besó... ... .. . _______.

domingo, 9 de octubre de 2011

En contra de mis principios


Despertar a las 7:30 am, tomar el control de la TV y sintonizar las noticias que al igual que siempre son tristes y crudas: “¡El dólar por las nubes!, tenemos en la línea al secretario de Hacienda!”- exclama el presentador. Así al igual que cada 6 años, se ve en la pantalla a un tipo vestido con un traje Hugo Boss y su Rolex diciendo que esto no debe alarmarnos, que se trata de un simple “resfriado” (el cual provocará el cierre de varios negocios e incrementará considerablemente el desempleo).
Es momento de cambiar de canal, sin embargo ya no se donde está el control que hace algunos minutos había dejado sobre el buró, en su lugar, encuentro un cenicero con restos de cigarros que debí haber fumado antes de conciliar el sueño. Volteo para un lado y para otro de la cama, el despertador dice que han pasado 20 minutos, así que al igual que ayer, volveré a llegar tarde a trabajar. Me levanto, prendo el calentador y busco entre mi limitado guardarropa una camisa con la cual pueda combinar aquel pantalón de mezclilla limpio que supongo aún debo tener. Hasta ahora todo pinta para ser un día normal, un día igual al día de ayer, y al anterior y al que ocurrió hace una semana, un mes, un día como cualquier otro...
Camino a mi trabajo, ocurre el único momento valioso de mi día, aquel momento en el cual rompo un poco la rutina, y es que dicen que ante la adversidad es importante dar una buena cara, buscar el lado positivo a una vida de hastío, si bien viajar en metro no es el máximo de los placeres, mi condición económica me prohíbe disponer de un auto, pero bueno, he aprendido a hacer de mi viaje, un viaje lleno de aventuras en las cuales observo a la gente para posteriormente inventarles una historia, algo que inspirara a la mismísima Agatha Christie a crear una novela más, imaginar que aquella señora con cara de angustia, realmente trama un crimen contra su marido infiel, o tal vez aquel anciano de rostro gentil en realidad busca asaltar un banco.
Cuando menos me imagino, el viaje ha terminado, hemos llegado a la terminal y es aquí donde bajo para dirigirme caminando a aquellas oficinas del gran corporativo trasnacional donde trabajo.
-¡David, por fin llegaste! El lic. llegó hace rato y se ve bastante molesto- oigo vociferar al policía de la entrada, a lo cual respondo con una sonrisa forzada.
-¡Deivid!, ¡en serio que le estás jugando al vivo!- son las palabras con las que me recibe mi compañera, de quien hasta el día de hoy desconozco su nombre.
-¡Quién fuera de los “elegidos”!- me comenta aquel lambiscón de recursos humanos.
Por mi parte me dirijo a mi lugar, callado y sin saludar, hasta el fondo de la oficina, entre murmullos de los demás compañeros, enciendo la laptop y descubro 50 mensajes nuevos en mi bandeja de entrada, de los cuales la mayoría pertenecen al monigote que tengo como jefe, preguntándome el estatus de la auditoría a aquel proyecto millonario gracias al cual me dicen: “comemos todos”; un simple “seleccionar todos” acompañado del maravilloso botón “suprimir”, libera al igual que ayer, y que hace una semana, y que hace un mes, mi primera dotación de estrés laboral, por lo cual tomo mi cajetilla de cigarros y me dirijo al sanitario, aquel lugar donde recibo mis primeros 15 minutos de tranquilidad y donde gracias al aromatizador que Don Felipe, el afanador, me ha obsequiado a cambio de un soborno que mantiene su “controlado” alcoholismo, puedo fumar placenteramente.
Sin embargo hoy no sería un día igual, hoy no sería el día por el cual no valdría la pena escribir sobre lo que vivo a diario, ya que hoy sería el día en que aquel suceso me haría dudar sobre mis creencias, e incluso obligarme a ir en contra de mis principios.
Hoy fue el día en que camino a mi zona de confort, me topé con aquella niña, vestida con una falda gris cuadriculada, un chaleco rojo y una chazarilla blanca, aquella niña de 16 años con cabello largo y rizado, que al verme me preguntó si iba en la dirección correcta a recursos humanos, ya que había sido becada por la empresa dado su desempeño escolar, dicha beca consistía en ser capacitada 6 meses por la gente de administración de proyectos, además de recibir un apoyo económico bastante redituable.
Como pude, contuve la respiración y le indiqué como llegar a su destino, le dije que a nombre de toda la empresa le daba la bienvenida y esperaba que algún día ella fuera parte de nuestra valiosísima fuerza de trabajo. Algo dentro de mi deseaba que en cuestión de segundos, aquella colegiala se graduara de la universidad y estuviera laborando aquí, sin embargo, algo aun más dentro de mi, me hacía ver que esto iba en contra de mis principios.
Regresé a mi lugar, y mi jefe, aquel Lic. Rodríguez, caminaba de un lado a otro como madre que pierde a su hijo en el centro comercial, me miró y dijo, al igual que ayer, y hace una semana y hace un año: David, que bueno que ya estas aquí, no hemos podido avanzar con la auditoría y otra vez llegaste tarde, tu sabes que la impuntualidad no se puede tolerar en esta empresa; A lo que respondí: Si discúlpame, mañana no sucederá.
Revisé mi correo, por fin había quitado toda esa basura de Rodríguez, y siendo ya las 10:30 am sería una muy buena hora para empezar a trabajar, sin embargo esta vez no fue así esta vez pensaba como sería presentarme con aquella niña 20 años menor que yo, decirle que en efecto estaría dispuesto a ayudarla a experimentar aquello que estaba por descubrir, que no se fiara de cualquier tipo que se quisiera aprovechar de la situación, que incluso si gustaba podríamos ir a cenar o a ver una película en mi departamento, que si gustaba también podría dejarla cerca de su casa, que quisiera ser su amigo... pero no, realmente mi parte consciente me repetía una vez más que eso iba en contra de mis principios.
En eso estaba, cuando recibí la llamada del área de proyectos, necesitaban que fuera porque acababa de llegar un nuevo integrante que tenía poca experiencia laboral y necesitaban que conociera al auditor y como tal le diera consejos para que desempeñara de la mejor manera posible sus actividades.
Llegué a proyectos, y cual fue mi sorpresa al ver que aquella colegiala de mi prematura fantasía se encontraba ahí, incorporándose, pero la sorpresa fue mayor al notar que ella me reconoció, y ver como su cara de preocupación cambiaba por una tierna sonrisa acompañada de un: ¡Hola! Mucho gusto de nuevo, soy Brenda, nos conocimos hace rato y te doy de nuevo las gracias por orientarme para llegar a recursos humanos, todo mundo dice que eres una persona muy dura en eso de la auditoría, pero yo creo que en realidad eres un chico muy lindo.
Tal fue mi sorpresa que sólo respondí: Este... bueno si, yo soy David Jimenez, soy el ogro de la auditoría como bien te han contado tus compañeros, y gracias por el halago, pero no creas que por eso ni por tu belleza seré condescendiente contigo; -“¿Pero que estupidez acabo de decir?” me pregunté a mi mismo, “¿Cómo que por tu belleza?, eres un idiota David”, me seguía diciendo yo sólo en mis pensamientos.
Así que volví a sonreír y sin decir mucho me despedí y me dirigí sin voltear atrás de nuevo a mi lugar.
El reloj marcaba las 3:00 pm, era momento de ir a comer, cuando de repente el teléfono sonó, provenía del área de proyectos, contesté y era una voz suave, que decía: Hola buenas tardes, estará el licenciado Jimenez, es que tengo un problema y quiero ver si me puede ayudar, ah! Soy Brenda, y acabo de entrar a apoyarlos.- “Si soy yo”- contesté- “¿En qué puedo apoyarte?”-”Hola licenciado, mire lo que pasa es que la gente de aquí se fue a comer y no se como poner la información en el repositorio de documentos, la verdad no quiero regarla en mi primer día y quiero ver, si no es mucha molestia que viniera y me apoyara, para que no me vaya a regañar después y...¿bueno si puede?, es que es mi primer día y ¡estoy muy nerviosa!”- “No te preocupes, ahí voy en un momento”-respondí, sería un buen momento para enseñarle lo que requería, y aprovechar para disculparme por mi atrevimiento de decirle sobre su belleza porque ante todo eso iba en contra de mis principios.
De nuevo en proyectos, se encontraba aquella niña bastante desarrollada, envidia de cualquier veintiañera, de espaldas, con su mochila al lado de Hello Kitty, esa niña que se encontraba en el momento más contradictorio de su vida, ser acechada por los hombres y querer seguir jugando con las muñecas, ese momento de despertar de su inocencia, aquella inocencia que se veía bastante tentadora a hacerme ir en contra de mis principios. Sin embargo me acerqué y haciendo intencionalmente ruido, logré tomar su atención, me disponía a emitir la primera palabra, pero ella se adelanto y me dijo: “Hola David, perdona que no te diga aquí licenciado y todas esas cosas, la verdad eres un chavo muy joven como para que te anden diciendo de esa forma como les dicen a los señores gordos y calvos.”-eso me motivó bastante- “mira, la verdad te marqué por dos cosas, el repositorio que ya supe como funciona, y para agradecerte porque alguien tan guapo como tu me haya dicho que soy bella, aunque haya sido para hacerme sentir bien, después de que en la escuela todo mundo me dice: ñoña, matadita, nerd, y perdedora”.- Al escuchar eso pensé dentro de mi: “¿como es posible que esos chamacos tontos no sepan reconocer cuando una niña está preciosa?”- sin embargo contesté: “No dije lo que dije por hacerte sentir bien, en verdad el halagado soy yo porque no esperaba que tu me consideraras así, es más hasta tu papá podría ser, jejeje”-”idiota” pensé dentro de mi y sonreí-”Que bueno que ya aprendiste a usar el repositorio y si tienes alguna duda estoy para servirte con mucho gusto, es más mira, ya es hora de comer, ¿quieres acompañarme por una hamburguesa?, a mi me gustan mucho”-”Falso” volví a pensar, ya que en realidad odiaba la comida rápida.
Brenda accedió y fuimos al centro comercial que se encontraba a unos metros de la empresa, comimos hamburguesas, helados y mucho refresco de refill, yo veía a Brenda tan contenta que me hacía sentirme joven, revitalizado, mi vida era alegre después de mucho tiempo, sin embargo, eso iba en contra de mis malditos principios.
De regreso a la empresa, Brenda se detuvo en el parque y me dijo que apenas me conocía pero consideraba que yo era una persona muy buena y noble, que le inspiraba mucha confianza y que además estaba muy guapo, por lo cual quería contarme sobre su vida, sobre aquello que no la dejaba ser feliz como quisiera. Comentó sobre la separación de sus padres, ya que al ser hija de dos workahólicos, ninguno de los dos tenía momento de pasar con Brenda lo cual era causa constante de riñas entre si; también supe que Brenda había besado alguna vez a un chico pero que este era muy “inmaduro” y simplemente la había babeado; que padecía de insomnio y en lo que conciliaba el sueño, leía un poco y en ocasiones entraba a internet en páginas pornográficas, que veía como hombres y mujeres tenían relaciones y eso a ella le llamaba la atención, pero que sabía que sus compañeros de clase, eran apenas unos pubertos que querían invitar a las niñas populares al cine para poder tocarlas “accidentalmente” cuando las luces se apagaban. Fue el momento en el cual no sabía que contestar, así que sólo se me ocurrió mencionarle que era tarde y yo debía estar en mi lugar antes que acabara la hora de la comida, además que ella debía pasar por su mochila para ir a sus clases de la tarde.
Brenda es una chica muy lista para su edad, y sabía que hasta cierto punto esa conversación me había incomodado un poco, sobre todo porque iba en contra de mis principios.
Por fin llegamos a la oficina, Brenda se despidió pidió mi número de celular y me dijo en voz baja: “David hoy salgo a las 9:00 pm de clases, ¿podríamos vernos? Mis padres no estarán en casa y quiero platicar con alguien”. Le contesté: ”No se si sea bueno verte en la noche pero ten mi número, llámame y platicamos, porque para ser sincero contigo debo confesarte que eso va en contra de algunos de mis principios.”
Brenda sonrió y se despidió...
Ya en mi casa, eran las 9:30 pm, me veía en el espejo y arreglaba mi imagen lo más que podía, era un buen momento para usar esa loción carísima que sólo me ponía en ocasiones especiales como esta, sabía que sólo sería una noche de cena, que con un poco de dulces palabras obtendría sexo, aquella situación que moralmente era indebida, mal vista por muchos, pero era lo que un hombre soltero como yo merecía, el timbre de la puerta sonó, sabía que mi cita estaba del otro lado, caminado despacio me daba cuenta que hoy había sido un día diferente, pero que mañana sería un día igual a ayer, a hace una semana, a hace un mes. Tomé el celular y lo apagué, ya no lo necesitaría este día, abrí la puerta y ahí estaba Mauro, mi cita ese hermoso hombre de ojos preciosos que al verlo me había hecho olvidar a Brenda, a aquella niña por la cual hubiera perdido mis principios...