El día está casi llegando a su fin son las 8:00 de la noche, después de una jornada laboral no muy extenuante pero si muy entretenida, voy viajando en un microbus que tome enfrente del famoso Rodeo Santa Fe. No tenía ni 5 minutos arriba del colectivo cuando una viejecita bien cascarita (le echo yo unos 70 añitos) ya estaba diciéndole “Pendejo por que no avanzas” al Operador de la unidad. Y fue cuando pensé: ¡ay que bonito es viajar en microbus!
Todos los camiones, microbuses o combis tienen su encanto, por ejemplo, cuando uno ve letreritos pegados en los parabrisas con las leyendas de “Prometimos no llorar”, “Elegante pero sencillo”, “Ejecutivo”, “Ilucion” (si ilusión con C y obvio sin acento), “No subo gordas”, “Niñas mayores de 18 años sentadas en las piernas del chofer no pagan pasaje”, etc. No puede faltar tampoco el decorado, entiéndase el clásico zapatito del crío colgado del pasamanos, la Virgencita de Guadalupe muy al estilo Cholo, el Cristo que tapa 1/3 del parabrisas, la jerga sucia multiusos misma que usan para limpiar dónde va el motor y que ofrece gentilmente el Chofer para que se siente la reinita chula que se acaba de subir y ya no alcanzó lugar; calcomanías de todo tipo, la banderita del América, Necaxa o de las Chivas, o mejor aún, la calcomanía que tiene unas “Nachas” que portan con distinción una tanga y tatuados en cada pompa el sellito de las Chivas, etc.
También hay que hablar de la ambientación musical, el transporte público perdería su encanto sin esa bonita estación de radio que es la Z, o sin esos locutores de radio tan carismáticos como son el Panda Zambrano, Mariano Osorio y Toñito Skinka con todo y su muchedumbre, que sería de nosotros los pasajeros sin aquellos discos piratas con toda la Selección de Salsa del Sonido Don Pancho, sin aquellas dulces melodías del Haragán y Lira ‘n Roll cantando con voz aguardentosa los mejores covers de Los Doors, Judas Priest y Status Quo, sin las rolas de José José y Juan Gabriel (esas son una joya porque las que ponen son todavía en formato de casette), el Sonidero de Tepito, Pollymarch, sin el disco de éxitos del momento que incluye las rolas de Paulina Rubio, Enrique Bunbury, Ricardo Arjona y RBD, sin esas exquisitas canciones de Daddy Yanki, Wisin y Yandel y demás Reggetoneros que estén de moda y que su única misión en la vida es deleitarnos con su profundas letras y sus siempre atinadas rimas. La clave de esto es escuchar la música a un nivel de volumen que no le permita a uno escuchar ni sus propias ideas y de eso no debemos preocuparnos ya que nuestro anfitrión lo tiene controlado, tengo la teoría de que para ser Chofer de microbus o camión se debe estar sordo eso explicaría los volúmenes de sonido excesivos y que los señores no escuchen cuando uno toca el timbre para bajar.
Un personaje clave para que el microbus o camión sea de un servicio de primer nivel es el “Cacharpo”, esté es la mano derecha del Operador, su chalán, compañero de aventuras, copiloto, y hasta picahielos (sospecho de algunos que he visto). El Cacharpo es un perfecto tesorero ya que debe saber cobrar el pasaje, también posee vista de halcón ya que se percata de los futuros pasajeros desde una cuadra antes, así mismo detecta a la patrulla que ya les dijo “oríllese a la orilla 768”, otra de sus funciones es la de echar aguas para cruzar de orilla a orilla el Periférico, gritar la ruta y destino del viaje para informar a los posibles clientes, en fin es un imprescindible del Chofer.
Pero como en todo viaje, usted se debe llevar recuerditos o los clásicos souvenirs, que van desde una botanita como cacahuates salados, japoneses y enchilados, bon ice, congeladas de rompope, hasta chinitos de la suerte, medallitas de plata de Taxco (si ajá), estampitas de la Milagrosa y de San Juditas, dulces de todo tipo, pilas, remedios para quitar la tos y las infecciones en los riñones, libritos con recetas para hacer jugoterapia, y “el Gráfico” para que usted esté al día y enterado de los principales hechos de la actualidad. Todo lo anterior es proporcionado por los miles de vendedores que diariamente andan persiguiendo la chuleta en el trasporte público.
Además, por si fuera poco, usted puede presenciar de un show en vivo que puede ser: “Los Payasitos Tin Tin y Ton Ton”, el Trovador que no le pide nada a Oscar Chávez, el grupo completo que toca Huapangos, el Señor que toca el Acordeón mejor que Celso Piña, y la pareja de Cristianos que canta Alabanzas, usted puede elegir entre dormirse y aventarse un “Coyotito” o disfrutar placidamente del espectáculo.
Si usted es de los que se sienten solos, no tiene quién le de para sus tunas o le falta amor, no se preocupe, el viaje incluye manoseadas, pellizcadas, empujones y arrimones (hay para todos los gustos pregunte por la promoción del día). O si le gusta el deporte extremo, viaje en la Ruta que va del Politécnico a Cuatitlan Izcalli, si sobrevive a los robos o a los choques seguro podrá presumirlo con sus amigos.
Todo esto vale comprobado en zona de Marcelo Ebrad va de los $3.50 a los $5.50 depende del Tour y si viaja usted por los terrenos de Peña Nieto su viajezote le cuesta desde $7.50 el pasaje mínimo hasta $30.00, sólo recuerde que el precio no es nada en comparación de las maravillas que éste viaje le ofrece.
Por todo lo anterior y antes de bajarme en la siguiente parada les digo: que bonito es cuando uno escucha esas palabras mágicas que pueden llevarlo a uno a tener la experiencia más importante de su vida, esas palabras son:
¡Súbale, súbale, hay lugares!
1 comentario:
Interesante leerte,me gusta tu forma de relatar todas las vivencias pero, no,no te creo que hables de México DF en verdad todo eso pasa... y yo perdiéndome todo en la soledad de mi auto . Me gusto tu crónica (yo lo viví por 30 años y aun disfruto cuando dejo el auto ) Creo verme como tonto con cara de alegre al reírme de todo esto que narras cuando la gente lo vive día a día y se vuelve algo monótono y molesto .
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